
Italia ha implementado reformas significativas en su legislación de ciudadanía, afectando especialmente a los descendientes de italianos en América Latina. A partir de ahora, solo quienes tengan al menos un progenitor o abuelo nacido en Italia podrán obtener automáticamente la nacionalidad italiana. Esta medida impacta directamente a países como Argentina y Brasil, donde residen numerosos descendientes de italianos.
El gobierno de Giorgia Meloni busca evitar abusos y la «comercialización de pasaportes italianos», enfatizando la importancia de mantener un vínculo real con Italia. Los italianos nacidos y residentes en el extranjero deberán demostrar conexiones auténticas con el país, como votar, renovar documentos o mantener un estado civil regular, al menos una vez cada 25 años.
Además, los consulados italianos ya no serán responsables de otorgar la ciudadanía. En su lugar, se establecerá una unidad especializada dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores, con un plazo de hasta 48 meses para resolver cada solicitud. El costo del trámite también ha aumentado de 640 a 700 euros.
Estas modificaciones han generado incertidumbre entre los solicitantes, especialmente en América Latina, donde muchos descendientes de italianos ahora enfrentan procesos más complejos para obtener la ciudadanía. Se recomienda a quienes tengan la documentación completa que consulten con profesionales especializados para orientarse en este nuevo escenario.