Esta semana se ponen en marcha dos obras clave para el aprovechamiento del gas de Vaca Muerta, el ahorro de dólares y la reducción de subsidios: la Planta Compresora de Salliqueló, parte del Gasoducto Néstor Kirchner (GPNK), y la primera fase de la reversión del Gasoducto Norte. Estas iniciativas buscan mejorar el abastecimiento de gas, reducir las importaciones y los gastos en subsidios a las tarifas.
La Planta de Salliqueló, construida por Contreras Hermanos y Eusuco, permitirá aumentar la capacidad del GPNK, que transporta gas desde Neuquén a Buenos Aires. La capacidad de transporte del gasoducto pasará de 16 a 21 millones de metros cúbicos diarios, con picos de hasta 26 millones. El GPNK, que comenzó a operar en julio de 2023, ha funcionado a media capacidad hasta 2024 debido a demoras en la construcción de plantas compresoras.
Por otro lado, la reversión del Gasoducto Norte permitirá llevar gas de Vaca Muerta a siete provincias del norte argentino, reemplazando las importaciones desde Bolivia, que Argentina dejó de comprar este mes tras casi 18 años. Esta obra, financiada en parte por el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, costó 713 millones de dólares y aumentará el transporte de gas en 5 millones de metros cúbicos diarios, con posibilidad de expansión. Beneficiará a sectores como el litio y reducirá las importaciones de energía, ahorrando cerca de 2.000 millones de dólares anuales.
El sector energético generó un ingreso adicional de 4.920 millones de dólares en los primeros siete meses de 2024, y se proyecta que el superávit de la balanza comercial energética podría alcanzar entre 4.000 y 5.000 millones de dólares para fin de año, lo que sería la mejor cifra en 15 años. Para 2025, se espera que este superávit supere los 7.300 millones de dólares, impulsado por mayores exportaciones de crudo y menores importaciones.