
Tras una compleja operación, el gigantesco reactor de hidrodesulfuración fabricado por IMPSA finalmente llegó a la refinería de YPF en Luján de Cuyo, Mendoza. La estructura, que pesa casi 456 toneladas y mide 38 metros de largo, atravesó con éxito los puentes de las rutas nacionales, superando una odisea logística que incluyó semanas de planeamiento y puntales de refuerzo para asegurar su paso.
Con el aval de Vialidad Nacional, técnicos apuntalaron caminos críticos antes de que el convoy retomara su marcha. En una coreografía que navegó rutas, cortes de tránsito y equipos especializados, el reactor atravesó puentes como los de la Ruta 7 y la 15 a paso de hombre, escoltado por vehículos guía y personal de seguridad vial.
Este reactor, pieza central de la nueva unidad HDS II del complejo, permitirá producir diésel con bajo contenido de azufre, alineándose con parámetros internacionales de combustibles más limpios. Su construcción involucró a más de 300 operarios mendocinos de 60 especialidades distintas, y cada soldadura circunferencial requirió 12 días de calor continuo a 220 °C.
Este desafío no solo puso a prueba la ingeniería nacional, sino también la capacidad de coordinación y transporte de cargas sobredimensionadas. En esta misión histórica, los camiones de la flota de Transportes Crexell también fueron parte del operativo, reafirmando su liderazgo en traslados de gran envergadura para la industria energética.
Lo que parecía un traslado imposible por su magnitud se transformó en un hito industrial gracias al trabajo coordinado entre Vialidad, fuerzas de seguridad, municipios y técnicos especializados. Este logro representa un salto estratégico para la argentina en materia energética y ambiental.