El panorama de la industria automotriz en Argentina muestra dos señales simultáneas de vitalidad y cambio profundo. Por un lado, las ventas de autos 0 km siguen en expansión: en octubre se patentaron 51.982 unidades, lo que representa un crecimiento interanual de casi 17 %. Aunque hay una leve baja respecto a septiembre, el hecho de mantenerse por encima de las 50.000 operaciones en un mes marcado por elecciones demuestra que el rubro no se detiene.
Al mismo tiempo, la llegada de la marca china BYD potencia un cambio estructural: la compañía ya opera en el país con importación directa, red de concesionarios (11 locales y 17 puntos de servicio) y ha lanzado sus primeros tres modelos —el eléctrico Dolphin Mini, el SUV Yuan Pro y el híbrido Song Pro DM-i—, con planes de sumar más versiones y aprovechar incentivos arancelarios para vehículos electrificados.
¿Qué está pasando y qué viene?
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Demanda persistente: El desempeño de octubre refleja que, a pesar de la incertidumbre electoral, los consumidores retomaron decisiones de compra. Como señaló ACARA, “entramos en los últimos dos meses que nos permitirán terminar el año con un buen piso”.
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Entrada de nuevos jugadores y tecnologías: BYD no es un mero importador: se presenta como casa matriz en el país, con visión regional de largo plazo. El foco es claro: vehículos más sustentables, batería de última generación (Blade), precios accesibles y red de carga.
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Intersección entre volumen y transformación: Mientras el mercado sigue empujando números, la electrificación y la inversión en nuevas plataformas apuntan a cambiar el “modo de hacer autos” en Argentina. Las dos dinámicas —venta masiva y transición tecnológica— confluyen.
¿Y entonces?
Para la industria, el tramo que queda del año será clave: consolidar ventas, asegurar flujos de producción, implementar financiación atractiva y desplegar infraestructuras de carga para la movilidad eléctrica. Y para los consumidores: más modelos, más alternativas y nuevas formas de movilidad que antes parecían lejanas.




