
En un movimiento inesperado, el gobierno chileno decidió rechazar la importación de carne argentina luego de una reciente relajación sanitaria en nuestro país. Esta medida surge tras la resolución 460/2025 del SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), que por primera vez en 22 años permitió el ingreso de carne con hueso y material reproductivo provenientes de zonas donde la fiebre aftosa está controlada mediante vacunación.
Chile, por su parte, respondió con la resolución 5952/2025 del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). En ella, el país vecino anula el estatus sanitario que reconocía a varias regiones argentinas como libres de fiebre aftosa sin vacunación. Así, suspende la entrada de todos los productos animales que requerían dicho reconocimiento.
Entre las zonas afectadas están amplias áreas del norte de Neuquén y sur de Río Negro, con algunas excepciones puntuales. En el caso de Neuquén, el área perdedora comprende todo lo situado al norte del río Barrancas y al este del límite con Río Negro, salvo un triángulo delimitado por el río Limay, la ruta provincial 17 (de Cutral-Có a Añelo) y la ruta 7. En Río Negro, la medida impacta en toda la margen sur del río —con pocas zonas excluidas, como el Valle Azul, ciertos establecimientos en Avellaneda y algunos puntos entre Pomona, El Solito y San Antonio Oeste.
Este choque ocurre en un contexto de caída del comercio cárnico argentino: en el primer semestre de 2025, Argentina fue el único país del Mercosur que registró una baja en las exportaciones de carne vacuna, con una disminución del 16,4 % respecto al mismo período del año anterior; aunque junio mostró una recuperación con un aumento intermensual del 12,7 %, el saldo semestral sigue siendo negativo.
En resumen, lo que parecía una apertura estratégica se transformó en un duro golpe comercial, con Chile interpretando la flexibilización sanitaria como una quiebra del acuerdo previo, lo que llevó al cierre abrupto de este importante canal de exportación.