
El Gobierno nacional confirmó un cambio radical en la administración de la red vial argentina: la Dirección Nacional de Vialidad será disuelta y más de 9.120 kilómetros de rutas pasarán a manos del sector privado mediante un esquema de concesión con peaje.
La medida, que forma parte del programa de reforma del Estado impulsado por el presidente Javier Milei, busca reducir gastos del Estado y agilizar obras de infraestructura mediante la inversión privada. La licitación estará a cargo del Ministerio de Economía junto a la Secretaría de Obras Públicas, y se prevé que sea lanzada en las próximas semanas.
Este modelo, conocido como Participación Público Privada (PPP), ya había sido impulsado por el expresidente Mauricio Macri en 2018, pero quedó suspendido por falta de financiamiento y problemas operativos. El Gobierno actual asegura que el contexto económico es distinto y que hay mayor interés de empresas nacionales y extranjeras en participar.
Desde los sindicatos del sector, sin embargo, hay fuertes críticas: denuncian que se trata de un “vaciamiento del Estado” y temen por la estabilidad laboral de más de 4.000 trabajadores. Por ahora, no se ha especificado qué pasará con los empleados de la actual Vialidad Nacional, ni con el patrimonio de la institución.
El anuncio también incluye la reorganización de funciones clave: la planificación, control y fiscalización de obras seguirá en manos del Estado, pero la ejecución, mantenimiento y cobro de peajes pasará a manos de empresas privadas.
🔍 ¿Qué implica esta transformación?
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El fin de una institución con más de 90 años de historia.
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La transferencia masiva de recursos y funciones al sector privado.
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Un nuevo frente de tensión con gremios y trabajadores estatales.
Este giro se suma a otras decisiones del Ejecutivo que buscan reducir la estructura estatal y abrir espacios a la inversión privada en sectores estratégicos. Pero mientras para algunos representa eficiencia y modernización, otros alertan sobre la pérdida de soberanía y control sobre recursos clave.
🗺️ ¿Se inaugura una nueva era en el manejo de la infraestructura vial o se repite una historia ya conocida?